✍️ Columna de Opinión | Javiera Toledo
En política, la confianza de la gente se ha ido perdiendo con los años, no por casualidad, sino porque demasiadas veces los discursos han sido promesas vacías que no se traducen en hechos concretos. Se habla de transformar la realidad, de hacer una política distinta, pero cuando llega el momento de actuar, son pocos los que están dispuestos a asumir los costos del cambio. Mi experiencia como alcaldesa me enseñó que gobernar no es solo administrar, sino atreverse a tomar decisiones que impacten de verdad en la vida de las personas.
Cuando asumimos la alcaldía de Villa Alemana en 2021, nos encontramos con una ciudad gestionada desde la inercia, donde las problemáticas se arrastraban año tras año sin soluciones reales. Enfrentamos ese desafío con la convicción de que la política debía recuperar su esencia: estar al servicio de la gente. Lo hicimos impulsando la mayor inversión en infraestructura comunitaria en décadas, pasando de $1.700 millones en 2022 a más de $3.000 millones en 2024. Gracias a ello, implementamos iniciativas como la Oficina de la Mujer y Disidencias, la Asesoría en Proyectos Comunitarios, el incremento de los Presupuestos Participativos, la incorporación de Agentes Comunitarios de Salud Mental y nuevos programas sociales para barrios históricamente postergados. También avanzamos en la regularización del comercio ambulante, el desarrollo económico local y un conjunto de actividades culturales que fortalecieron la identidad y la economía de la ciudad.
No se trata de discursos grandilocuentes, sino de hechos concretos. En materia de seguridad, no nos quedamos en la retórica sobre la delincuencia, porque entendemos que el rol del municipio es abordar las causas de la inseguridad. Por eso, impulsamos la mayor inversión en prevención que ha tenido Villa Alemana. Sabíamos que la seguridad requiere más presencia policial, pero también que nadie habla de entregar oportunidades, promover medidas disuasivas y trabajar directamente con los barrios más vulnerables. Apostamos por un enfoque integral, fortaleciendo las comunidades y recuperando espacios públicos.
En salud, pusimos en marcha el programa Cesfam a Tu Puerta, acercando la atención médica a quienes más la necesitan. En educación, enfrentamos el traspaso al SLEP con mejoras sustanciales y apoyo directo a las comunidades educativas.
La política no puede seguir siendo el arte de decir lo que la gente quiere escuchar sin compromiso con la verdad. En estos años, demostramos que la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace no solo es posible, sino que es la única forma de gobernar con dignidad. Ahora, llevaremos ese mismo compromiso al Congreso, porque Chile necesita representantes que no teman defender sus convicciones, que no negocien sus principios y que, sobre todo, no le mientan a la ciudadanía.
